miércoles, 1 de agosto de 2018

Esa perra de Jaén

Una señora de Barcelona, según ella, ha dado a conocer la una de una perra que supuestamente ha rescatado de Jaén, sin que explique los motivos por los no ha optado por hacer lo propio con un can de la perrera de su ciudad.
Esta señora se presenta en Twitter, en donde hace sus deposiciones, como Cris, se adorna con un lacito y detrás de la arroba pone gallifantes.
Lo que denota la historia que cuenta de la perra es que arde en deseos de ofender, a los que no considera de su tribu, obviamente, y la propia presentación que hace de sí misma ya apunta en este sentido. Otro de sus tuits dice lo siguiente: «- Están en la cárcel por rebelión - Según Alemania no la hubo - Están en la cárcel por sedición - Según Alemania no la hubo - Están en la cárcel por malversación - Según Montoro no la hubo. SON PRESOS POLÍTICOS.». Esta mujer, lo de buena lo dejaremos de lado, se abraza a la posverdad y desecha los datos objetivos.
Sin pretenderlo ni desearlo viene a representar la verdad del catalanismo, y el hecho de que los conceptos catalanismo y verdad vayan juntos ya resulta un tanto jocoso. Ella representa al catalanismo, pero no sólo ella, también Rufíán, que quizá también llegó de Jaén, y esa perla se quitaron de encima en Andalucía, en donde ya tienen bastante, pero no sólo Rufián, también Rahola, también Montilla, qué buen vino y qué mal hombre, también Torra, también Ferrusola no tenim ni sinc.
El nacionalismo se nutre del odio. Sin este espantoso sentimiento y sin la violencia no va a ninguna parte. No hay ningún nacionalismo que no eche mano de la violencia, física o moral. Pero no acaba ahí la cosa. A todo eso hay que añadirle la cara dura y la desfachatez. 

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