En tiempos pasados traté con decenas de
sacerdotes, algunas monjas, y hasta con un cardenal; también con
muchos cristianos, incluso los hay que lo primero que anuncian es que
son creyentes, quizá con la intención de que el personal, o parte
de él, se confíe con ellos.
Mi impresión es que el comportamiento de
todos ellos indica que ninguno cree en Dios; tengo la sensación de
que muchos de ellos ven a Dios como a un jefe de personal de una
fábrica de galletas marías, o un director general de una empresa de
transportes, es decir, a alguien a quien conviene hacerle la pelota,
para tenerlo contento, y poder vivir según la dirección en que
sople el viento. No van más allá de eso, es decir, asisten a misa,
saludan al párroco por la calle, rezan cuatro oraciones o quizá
tres y ya está. Luego, si desean hacerle una barrabasada a alguien
se la hacen, son cosas de la vida.
Pero dentro de este ambiente general hay
algunos que van más allá de la idiotez. No se conforman con un
concepto banal de la fe, sino que incurren directamente en la
incongruencia. Defienden postulados absolutamente incompatibles con
el cristianismo.
Con respecto a esta cuestión hay que
reconocer que la actitud del papa causa regocijo. Fija la postura
oficial de la Iglesia y luego deja que cada cura, cardenal, monja,
obispo o monaguillo vaya por donde quiera. Se lava las manos como
Pilatos. Cada cura es libre de adoptar la actitud con la que piense
que va a conseguir sacar más dinero a los feligreses. Si los de una
parroquia determinada, pongamos que Pals (Gerona), están a favor de
unos presuntos delincuentes que, sin presunción ninguna, han
ofendido gratuitamente a la mayoría de los ciudadanos de España, el
cura de ese pueblo también está a favor de esos impresentables y
también ofende gratuitamente a los ciudadanos españoles.
El papa debería ser claro y decir que
los nacionalistas han de abandonar la Iglesia.
'2016.Año bisiesto'
'El Parotet y otros asuntos'
'Diario de un escritor naíf'
'Yo estoy loco'
'Valencia, su Mercado Central y otras debilidades'
'1978.El año en que España cambió de piel'
'Mujeres de Roma'
'Diccionario de elogios, piropos y voces galantes'
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