Por
supuesto que no. Ni siquiera en una situación ideal podrían, porque
son humanos y, por tanto, sujetos a error, y porque en el caso de que
no se equivocaran nunca no podría haber bastantes jueces para
resolver todos los problemas que se presentan a diario.
Se
supone que los ciudadanos debemos resolver por nuestra cuenta todos
los problemas que podamos, dejando el recurso a la Justicia para los
casos más difíciles. Pero ya de entrada tropezamos con un problema
irresoluble por los jueces y por los contribuyentes: Llamar ciudadano
a un español de a pie es un eufemismo; lo de contribuyente le viene
mejor. Y, por si faltara poco, ese señor al que Rajoy, no se sabe
muy bien por qué, nombró ministro de Justicia, ha puesto unas tasas
que incitan directamente al conformismo. A uno le dan una hostia,
pues nada, se conforma, no vaya a ser que encima lo desvalijen.
Pero
no son las tasas lo peor que tiene la Justicia española. Lo de
Justicia también puede ser tomado por un eufemismo. Se ha dicho que
al PP le interesa más que sea Gómez Bermúdez, en lugar de Ruz,
quien se haga cargo de los papeles de Bárcenas, porque al ser más
ambicioso es más manipulable.
Y
esa es la cuestión que falla, la independencia de los jueces con
respecto al poder político. Si la Justicia no es totalmente
independiente y tiene sus propios presupuestos determinados por ley
y administrados por sus propios órganos de gobierno, no puede haber
ciudadanos, sino contribuyentes, porque para que alguien se pueda
considerar ciudadano ha de ser igual que los demás ante la ley. Y no
es así en España, en donde el Poder Ejecutivo lo tiene todo bajo
control, y los muy ricos tienen más fácil acceso a los ministros
que los contribuyentes de a pie.
No hay comentarios:
Publicar un comentario