En
su época de segundo de a bordo de Fraga se sospechaba que era quien
le pasaba las informaciones de lo que sucedía en su partido a
Alfonso Guerra.
Llegó
un momento en que el fundador de Alianza Popular se dio cuenta de que
las cosas no estaban claras y lo expulsó fulminantemente del
partido. Verstrynge quiso entonces afiliarse al PSOE, pero Guerra le
vetó la entrada, por la sencilla razón de que al admitirlo hubiera
quedado todo en evidencia.
La
actividad posterior de este personaje vino a demostrar que Fraga no
se equivocó al expulsarlo, sino al darle un cargo tan importante.
Ahora
ha ido a hacerle escrache a su casi vecina Soraya Sáenz de
Santamaría y este hecho, la participación de este elemento, en esas
actividades “democráticas” debería servir para desanimar a
quienes las defienden.
Hay
personas cuyo valor estriba precisamente en servir de guía a los
demás. Cuando optan por algo, hay que calcular que lo más probable
es que esa cosa por la que han optado no sea buena.
Es
cierto que hay muchas injusticias en el mundo. Hay gente muy valiosa
que no puede pagar la hipoteca de su casa. Como ejemplo de ello
cabría pensar en Marino Barbero, aquel juez tan empeñado en hacer
su trabajo y que, precisamente por eso, fue castigado a que todo el
mundo conociera sus problemas con el banco. Y hay gente que no vale
para nada y vive en barrios de lujo. Sería bueno hacer escrache,
pero un escrache educado, a unos cuantos. Por ejemplo, habría que
apagar la televisión, o hacer zapeo, cada vez que aparezca
Verstrynge. Habría que señalar de algún modo a todos esos
diputados, concejales o senadores puestos a dedo en las listas.
Habría
que marcar a quienes a cobran de instituciones u organismos
innecesarios o inservibles. Sería recomendable no votar a aquellos
partidos que no aboguen por la democracia real, con separación de
poderes.
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