Se
ha apresurado a pagar la factura. Es que se tuvo que enterar por la
prensa de que las cosas hay que pagarlas. En algunas cosas, los
partidos se parecen mucho. Aún colea el recuerdo del “gratis
total”de Solchaga.
Lejos
quedan esos tiempos, pero no podían ser muy diferentes de los
actuales; al menos, en el plano político. Cuando Aznar fue designado
por el dedo de Fraga, se hablaba mucho de la mansión que acababa de
hacerse su antagonista González y que, quizá, no le costó muy
cara. Aznar sacaba pecho entonces: “yo tengo una casa normal y un
coche de segunda mano”, decía. Las cosas evolucionan y lo hacen en
el sentido lógico; al menos, según la lógica a la que nos tienen
acostumbrados en España.
Fue
González, el tal Felipe de mi vida que le cantaban, quien dijo su
frase para la Historia: “Aznar y Anguita son la misma mierda”.
Pues no. Habrá ido a un colegio de pago, pero tino no tiene mucho.
Son más parecidos Aznar y González que Aznar y Anguita. Por lo
menos, éste último no gusta del lujo y la ostentación. Ha
renunciado a todas las ventajas con que han sabido dotarse los
políticos españoles, pues dice que puede vivir perfectamente con la
pensión de maestro. Los otros no “pueden”, indudablemente.
Aunque como dicen que querer es poder, a lo mejor lo que ocurre es
que no quieren.
González
y Aznar, que tienen más puntos en común de lo que se creen, también
tienen suerte. A ambos los han hecho buenos sus sucesores. Sólo
faltaría que también se reencanaran en pájaros, como Chávez y se
dedicaran a incordiar luego por ahí. Sería conveniente que cuando
les llegue la hora los lleven a morir a Benarés. Total, si ya les
pagamos las clases de golf, o los viajecitos en el Azor, también les
podemos pagar un viaje a ese sitio.
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