viernes, 27 de mayo de 2016

Coste de anular la Operación Chamartín

El signo de los nuevos tiempos es que quienes logran el poder, por haber ganado las elecciones o mediante alianzas múltiples, si son quienes consideran que tienen la razón, se trate de lo que se trate y no hay más hablar, hacen lo que les da la gana.
Se autodenominan progresistas, pero en lo que progresan es en la catástrofe. No se consideran obligados a cumplir ningún compromiso: Zapatero, sin previo aviso y de modo urgente, retiró las tropas de Irak. Esa deslealtad con sus socios le salió cara a España, pero Zapatero ganó popularidad. Los votantes españoles no desaprobaron ese incumplimiento del trato que había hecho España. Les pareció bien la deslealtad y no percibieron el coste que tuvo para la nación, o sea, para los españoles, dicho acto.
Aznar hizo mal en mandar las tropas, pero lo que hizo era legal, era el presidente de España y como tal hizo el trato. Su sucesor debió atenerse a lo pactado, o tratar de arreglarlo de forma que todos quedaran conformes.
Lo de Carmena, o el equipo de Carmena, es más o menos igual. La Operación Chamartín está en marcha desde hace mucho tiempo y hay empresas que han invertido mucho dinero en ella. A Carmena le podrá gustar más o le podrá gustar menos, pero el dinero que administra procede de los ciudadanos, y a la mayor parte de ellos les cuesta mucho de ganar, e incluso hay trabajadores que trabajan y luego no cobran, porque quien se ha aprovechado de su trabajo y debía pagarles dice que no tiene dinero.
Carmena debería darse cuenta de el ayuntamiento de Madrid es una institución seria, no puede decir hoy una cosa y mañana otra, y también que el dinero de los impuestos es sagrado y debe destinarse a cosas productivas y no a pagar indemnizaciones, como ocurrirá en el caso de la Operación Chamartín, si se anula.

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