El veterano ugetista afirma que sigue
votando al PSOE, pero que para hacerlo se ha de tapar la nariz. Es
veterano pero no por ello menos infantil.
Lo que ocurre es que el infantilismo suyo
no es como el que reclamaba Ana María Matute, en el que hay candor,
ganas de vivir y capacidad de soñar e ilusionarse, sino que lo suyo
es elusión de responsabilidades.
La democracia, hay que repetirlo una y
otra vez, es un sistema para gente adulta, que sabe lo que se juega
al votar y cuál es su responsabilidad. Nicolás Redondo, por mucho
que se tapara la nariz, es uno de los responsables de la destroza que
hizo Zapatero y también de que Pdr Snchz haya podido hacer de las
suyas, por mucho que lo critique.
Ahora vendrá alguien a decir que si
Rajoy, que no lo ha hecho bien, pero no es tan catastrófico como su
antecesor. Si aquél hubiera durado algo más en el cargo el desastre
a lo mejor ya sería irreversible. Con Zapatero perdimos para siempre
cosas que ya teníamos ganadas.
El caso es que yo voté a UPyD, que era
el partido que llevaba mejor programa y más promesas de regeneración
y de profundización en la democracia. Las promesas de regeneración
no eran palabras al viento, si no que venían avaladas por un trabajo
anterior muy constante y productivo para los españoles. Gracias a
UPyD muchos ciudadanos recuperaron su dinero de las preferentes (y
bastantes de ellos, ingratos, luego votaron a otros partidos).
Gracias a UPyD se ha frenado en gran medida la corrupción y muchos
poderosos en manos de los jueces.
Puedo decir, pues, que yo no he
necesitado taparme la nariz para votar. Si el pueblo español
realmente quisiera la regeneración democrática habría votado a
UPyD. Es lo que yo volveré a hacer en los siguientes comicios.
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