Según una información facilitada por el
diario Las Provincias, el decano de la RACV, Federico Martínez Roda,
busca el entendimiento con la AVL, ese adefesio.
Eso es un contrasentido, puesto que la
AVL es un invento de Zaplana, para complacer a Aznar, que necesitaba
los votos de Pujol, y fue una puñalada a la RACV. Si ahora esta
última se somete a aquella lo que procede es exigir la disolución
de las dos. No me sorprendería, sin embargo, que hubiera académicos
de la RACV ansiosos por serlo de la AVL, por la sencilla razón de
que esta última paga muy bien. Así se malgastan los impuestos de
los valencianos.
Parece mentira que los catalanes tengan
que dictarles a los valencianos las normas ortográficas y
sintácticas, dado que la lengua catalana data de principios del
siglo XX. Antes de eso estaba divida en varios dialectos, que se
usaban principalmente para ir al mercado o para los chismorreos
locales. Todo el conocimiento penetró en Cataluña a través del
español, y se ve que lo han perdido y lo quieren terminar de perder.
La lengua valenciana, en cambio, tuvo su
Siglo de Oro, o sea que adquirió un rango superior siglos antes que
la catalana. Camps, que se las da de patriota, fue el que ejecutó el
maldito invento de Zaplana, obedeciendo servilmente sus órdenes, y
luego fue más allá al anclar el adefesio en un nuevo Estatuto que
nadie pedía.
Y aquí estamos ahora los valencianos,
gastando energías y dinero a raudales, en la promoción de una cosa
que ni nos va ni nos viene, como es la lengua catalana, que sólo
hablan cuatro gatos y que no sirve para nada.
Los escolares podrían estudiar cosas de
más provecho y el dinero que se derrocha en ese menester, que como
tirarlo al mar, debería emplearse en mejorar las condiciones de vida
de los ciudadanos.
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