martes, 17 de mayo de 2016

Los catalufos invitan a un terrorista a su Parlamento

En los primeros tiempos de la democracia los nacionalistas apenas tenían fuerza en la calle. Si los diputados de UCD y PSOE hubieran sido listos no les habrían concedido tantas prerrogativas y ventajas y habrían tenido que conformarse con lo que les correspondía, ni más, ni menos.
Con eso y con la separación de poderes efectiva, los nacionalistas no habrían podido levantar cabeza jamás. Obligados a comportarse democráticamente, o sea, teniendo que convencer a la gente en lugar de imponerle obligaciones, y a respetar las leyes, el nacionalismo se habría ido difuminando hasta desaparecer.
Con el nacionalismo inexistente o débil, ETA no habría podido perdurar, puesto que los cómplices habrían escaseado, al faltarle la cobertura ideológica. Terra Lliure ni habría nacido. Carod Rovira, Rahola, Junqueras, etc., no habrían podido exteriorizar todas esas miserias que lanzan sin cesar a la luz pública.
Como no se hizo así, sino que se hizo mal, el nacionalismo ha crecido desmesuradamente, e incluso ha contagiado al PSOE y al PP, moribundos ambos, y los partidos que nacen o están claramente contaminados de nacionalismo, o dan por buenas algunas de las más absurdas teorías catalanistas, como la que se basa en la lengua catalana, que data de principios del siglo XX, y pretenden que se hable en otros sitios desde el XIII.
Y para demostrar que no se puede esperar nada bueno de los catalufos, han invitado a Otegui, que fue condenado por terrorismo, al Parlamento catalán. Por si no estaba suficientemente envilecido, ahora añade un nuevo baldón. Mientras tanto, el ayuntamiento de Barcelona ha enviado a Colau a la ONU, no a vender pescado, que tampoco le habría comprado nadie, sino a hacer el ridículo. Colau en la ONU diciendo chorradas y Otegui en el Parlamento Catalán, poniéndolo a la altura que se merece. Y el conde como testigo de todo. El señor conde.


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