No hay más que fijarse en que todo el ganado lanar y todos los panfletos que han hecho de la mentira y el infundio su modo de vida intentan desviar la atención hacia Ayuso, a través de su novio.
Ninguno nombra a Begoña ni por descuido, ya llevan mucho cuidado en ello. Y es que el escándalo de Begoña no debería haber motivado la dimisión inmediata del Felón, sino del gobierno entero. El hecho de que todos miren hacia otra parte e incluso de que aplaudan y vitoreen al Felón demuestra que ninguno, ni ninguna, tiene vergüenza.
Demuestra lo mismo el entusiasmo con que los ministros y las ministras intentan ensuciar a Ayuso. Esa es una forma de hacerle la pelota a su jefe, que quizá muera antes de envidia que del disgusto por tener que dimitir a causa del escándalo de Begoña.
Lo bueno que tiene Ayuso es que no se calla, ni tampoco se asusta por las amenazas del matón este. Ya le han dicho que se cuide.
Sus enemigos, se viene observando desde el principio, no tienen escrúpulos de ningún tipo. Ella planta cara. Es la gran esperanza de los españoles. Y la prueba de que no se encoge es que ha pedido explicaciones al Felón por los escándalos de Begoña. Seguro que ha conseguido con ello que le dé un ataque de rabia. Y más le da al comprobar que los españoles que a él le regalarían tomates y huevos, si Marlasca permitiera, a ella la adoran.
Esos panfletos que se dedican a engañar a quienes quieren ser engañados tendrán que decir algo de Begoña alguna vez, aunque solo sea para decir lo que simpática que es. Claro que si lo hicieran las carcajadas se oirían en la República Dominicana.
Hay otro eslogan, pues, que añadir a los conocidos «que te vote Chapote» y «me gusta la fruta» y es «¡oh, Begoña!».
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