Le ha aconsejado Juaristi que se cuide de Otelo y de Pepe Gotera, ha puesto ingeniosamente entre paréntesis. Pero si lo hiciera no sería ella y, además, los envidiosos siempre están al acecho y son los que por ahora le van dando fuerza.
La atacan sin razón ni motivos, con la idea de que al traicionarla la van a derrotar, pero ella se defiende con garbo y, sobre todo, valor y acaba ganando.
Han caído unos cuantos ya, de su propio partido y de otros y próximamente lo hará el narciso enfermizo, que no tiene ni idea de nada, pero que sostenido por toda la canalla del país y, especialmente, por el PSOE, sigue resistiendo. En su torpeza, le ha exigido que dimita, pasando por alto arteramente y demostrando con ello lo miserables que son quienes lo apoyan que para ser creíble primero tendría que haber dimitido él, puesto que su situación es mucho más comprometida. Lo que se le imputa al novio de Ayuso, sacado a la luz de forma ilegal, es de los tiempos en que no estaban juntos y de mucho menor calado que lo de Begoña.
El País, definitivamente convertido en un panfleto al servicio del Felón, en su intento por desacreditar a Ayuso, ha difundido las conclusiones de la comisión de la mentira, que se ha centrado única y exclusivamente en ella. Hay que comprender que si en lugar de recurrir a unos cantamañanas desvergonzados hubieran puesto una denuncia en los juzgados, el juez podría haber preguntado al gobierno que por qué no tomó medidas en enero de 2020 en lugar de en marzo. Leer El País es masoquismo.
Hercules Poirot se lamentaba de que estaba socialmente minusvalorado porque se tenía en cuenta su físico en lugar de su talento. Con Pedro Sánchez pasa lo mismo, se tiene en cuenta su físico en lugar de su inexistente talento.
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