El presidente del gobierno cambió a una ministra ignorante, incompetente, sectaria y responsable de miles de muertes a causa del virus chino por no permitir que se tomaran las medidas necesarias hasta después del 8-M, por otra igual de sectaria, incompetente e ignorante que, además, está loca.
En política no abundan las personas elegantes. Winston Churchill tampoco lo era, pero al menos era ingenioso en las réplicas y eficiente en la política.
Pedro Sánchez no es que no sea elegante, es que es un patán, maleducado y matón. En sus réplicas no hay ingenio, sino mentiras e insidias. Y malos modos. Sabiendo en enero que el virus andaba por ahí, espero hasta el 14 de marzo para hacerle frente. Lo hizo no solo tarde, sino también mal.
Se entiende, pues, que nombre a quienes nombra. Esta señora que ha sustituido a la otra, acusó a voz en grito, de forma más histérica que teatral, aunque también, de no aceptar sumisamente el dogma que sirve de justificación al gobierno derrochar mucho dinero en vano. Daba risa, puesto que ni un solo argumento salió de su boca.
Y ahí estaba todo el ganado lanar socialista aplaudiendo con entusiasmo e incluso poniéndose de pie.
Es decir, ese ganado ha renunciado ya a tener razón en ninguna cosa, también a disimular decoro y buenos modales. Ha dejado claro que lo único que le interesa es tener asegurado el pesebre, en el que se harta de forraje.
Poca fe tienen estos socialistas de poder ganarse la vida trabajando honradamente. Si muestran algo de pundonor y rebelan contra los abusos de su jefe, van de patitas a la calle. Prefieren tragar lo que haga falta y traicionar y dar asco a la gente honrada. Obedecen al jefe, aplauden a una loca, toleran que un homínido ofenda al mundo entero cada vez que abre la boca. Y se ponen todos de pie para aplaudir.
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