Desde el momento en que comenzó a protestar ya se sabía que no iba a tirar de la manta. Si hubiera sido el caso habría estado calculando estrategia, para llevarla a cabo sin previo aviso.
Protestó, seguramente al pensar que había sido idea de Puente, el homínido gubernamental, y no sería extraño que hubiera acertado. Acaso calculó en un principio que Sánchez, el Felón, reaccionaría apoyándolo, pero pronto se dio cuenta de que no. El Puto Amo no aprecia a nadie más que así mismo. Así que volvió al redil con el rabo entre las piernas, no vaya a ser que se cabree y luego, cuando esté en la cárcel, no lo quiera indultar.
Se maliciaba el personal que si habían tirado a Ábalos a las fieras es para que no se hable de Begoña. Pero Sánchez, el Felón, no tiene talento pero mala idea si y sabe que la gente no va a parar de hablar de Begoña. Es muy posible que la iniciativa partiera de Puente, el homínido gubernamental, al darse cuenta de que la justicia va a dar con algunos hechos y no quiere que el asunto salpique a Sánchez. Claro que lo va salpicar. Hay tantas cosas que lo salpican… Pero a él le da igual. Mientras controle la justicia… Y si no controla a la justicia, sí al coche escoba.
A estas alturas ya todo el mundo debería conocer a Sánchez y uno de los que más motivos tiene para conocerlo bien es el propio Ábalos. No mueve un dedo más que por sí mismo y si lo hace por alguien es porque está implicado o le conviene. ¡Menudo enfado tiene con el juez Peinado! Está interesado en que caigan chuzos de punta sobre su cabeza.
Ábalos, terminado aquel tiempo en que le era útil, no le importa nada. Tampoco Puente, salvo que éste le debe arrancar más de una carcajada cruel.
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