jueves, 19 de septiembre de 2024

La inutilidad de Albares y Zapatero

Soy de la opinión de que viajar a un país en el que no impere el sistema democrático es arriesgado. Y hacerlo a un país como Venezuela, en el que no hay nadie que esté a salvo, es temerario.

La imprudencia de los dos españoles que se pusieron al alcance de Maduro va a crear graves problemas al gobierno español, que va a ser chantajeado de forma vil por la sanguinaria dictadura.

Zapatero, que es tan amigo del sátrapa venezolano, debería hacer algo por esos chicos, pero ya se sabe que su condición real es la de lacayo. Si lo intentara, no serviría de nada. Pero es que si fuera factible sacarlos de allí, tampoco lo intentaría. Hace muchos años que le pillaron el truco: ni una mala palabra, ni una buena acción. Ese es Zapatero. Es totalmente inútil para las causas decentes.

Por su parte, el engreidito y engolado Albares, que lo único que hace bien es la pelota, tampoco tiene ninguna capacidad para resolver problemas y ni siquiera sabe argumentar.

El futuro de los dos turistas españoles es fúnebre, porque están a merced de los caprichos de Maduro, que le ha atribuido unas intenciones que no se cree nadie, y para apoyar la acusación ha puesto sobre el tapete un montón de armas, que a saber de dónde las habrá sacado.

El gobierno debería haber alertado a todos los españoles para que nadie viaje a Venezuela, pero tampoco a otros sitios en los que gobiernos igual de desaprensivos pueden aprovechar la ocasión para intentar conseguir cualquier cosa.

No han sabido prever nada, como tampoco dieron en pensar que las actividades de Begoña, David o el propio Pedro pasarían a ser de dominio público, lo cual tratan de resolver a posteriori amordazando a la prensa y acojonando a los jueces.

En el caso de los chicos atrapados en Venezuela no se pueden tomar estas medidas.

Esos libros míos


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