Edmundo González Urrutia, el presidente electo de Venezuela, que ha tenido que huir, y a pesar de eso el gobierno se niega a reconocer que en Venezuela hay una dictadura, sanguinaria además, se ha reunido o se va a reunir con todos los presidentes de España, excepto Zapatero. Se rumorea que éste tiene ‘negocios’ por allí y le conviene que siga Maduro.
Sánchez sí que se ha reunido con él, a pesar de que no sorprendería que también tuviera ‘negocios’ en Venezuela, pero es que es capaz de decir una cosa distinta cada media hora. Se reúne por obligación, pero su corazón está en otra parte. No parece muy disgustado tampoco de que en este asunto haya un ‘verso suelto’ en el gobierno, que es Margarita Robles, porque en todo lo demás la tiene bajo control. También sus asesores le deben de haber asegurado que el enfado de Maduro por este caso será como el de Ábalos: no llegará la sangre al río.
Hay que tener en cuenta que tanto Zapatero como Sánchez son muy burros, por decirlo de una manera que lo entiendan los ministros y las ministras, por lo que nunca han sido capaces de prever que Maduro pudiera ser derrotado. Lo tiene todo, el ejército, la policía, las mafias motorizadas y el apoyo de las dictaduras comunistas del mundo. Para Delcy, España es como una prolongación de Venezuela. Se pasea por aquí con sus maletas como si nada.
Tanto para Sánchez como para Zapatero la aparición de una mujer como María Corina Machado, millonaria y pija en su juventud y con gran magnetismo en su madurez, es incomprensible. En sus cabezas no puede caber una mujer tan valiente y con un talento natural que siempre reacciona del modo más adecuado para sus intereses.
Procuran ganar tiempo para Maduro y que todo se olvide, pero ella ha conseguido ya que cuarenta y nueve naciones, las principales democracias, repudien al régimen venezolano.
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