jueves, 26 de septiembre de 2024

La grosería mexicana

 

Hay que entender que no es que Sánchez, Albares, o los demás componentes del gobierno defiendan al Rey ante la grosería mexicana, pues son muchos los desplantes, numerosas las ofensas que le han hecho, igual de graves, si no más, lo que ocurre es que alguien con capacidad razonadora les debe de avisado es que si acudieran a México en representación de España, buena parte de sus votantes les volvería la espalda.

Tampoco el impresentable AMLO ofendió al Rey, puesto que como tal representa a los españoles, que es a los que supuestamente habría querido agredir, pero es que tampoco. Lo que pretendió fue tomar el pelo a sus votantes, engañarlos, ponerles un señuelo para que le otorguen el poder, y con él esclavizarlos. A quienes realmente ofendió, pues, fue a los mexicanos, que si luego han vuelto a votar al partido de este sujeto es que se lo merecen.

Hay que esperar, y sobre todo desear, que los mexicanos abran los ojos y

se decanten por candidatos de izquierdas o derechas que no sean sinvergüenzas, que no recurran al engaño.

La carta que AMLO le mandó a Felipe VI es propia de alguien con las facultades cognitivas averiadas. Los mexicanos decentes sentirán vergüenza. Esa carta no admitía más respuesta que el silencio, porque nuestro Rey no se puede poner a la altura de quien se la mandó, que es un pájaro de cuenta de vuelo bajo, un imitador de Maduro, un golfo. Le va a suceder Claudia Sheinbaum, que es más de lo mismo, una belarra, dicho así para dar idea de su grado de estupidez.

Lejos de disculparse por la carta de su antecesor, y para vergüenza y deshonor de los mexicanos, se ha reafirmado en el contenido infame y torpe de la misma, no invitando al Rey. Los españoles le agradecemos que no lo haya hecho.

Esos libros míos

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