Hay
animales que han aprendido a escribir y lo hacen en algunos medios,
en los que esparcen su 'doctrina', que viene a ser como una suerte de
buenismo más bien espantosa.
Consiste
en revestir con sentimientos aparentemente nobles y decentes, otros
que proceden de la envidia, el resentimiento, el odio u otros
similares. Pretenden hacer pasar por justo y deseable aquello
que espanta a los espíritus más generosos y dispuestos a la
concordia. Es como vestir a la mona de seda.
Son
capaces de alegrarse, incluso dando saltos, si a los herederos de
Batasuna se les permite concurrir a las elecciones y celebran y
comprenden que haya curas que salgan en manifestación a favor de los
presos etarras, pasando por alto las fechorías que han cometido y
sin hacer mención a los más de trescientos crímenes que a día de
hoy siguen impunes.
Si
la impunidad fuera una diosa, sería la que más adeptos tendría de
todas. Los etarras, sus adeptos, quienes les ayudan de tapadillo y
quienes colaboran del modo más vergonzoso, que es el de la
equidistancia, o el de mirar hacia otro lado, creen en la impunidad.
Los
que creen en la impunidad son malas personas.
A
estos animales Covite les debe
de parecer de extrema derecha, o quizá se refieran a sus componentes
con apelativos cariñosos, tales como facha, fascista, o similares.
Porque una de las cosas que más les gusta es encerrar en la caverna
a quienes no comulgan con ruedas de molino, o no saben apreciar la
seda que le ponen a la mona.
Covite
ha publicado el Mapa del Terror
y eso a los animales les debe de sentar mal. Acaso ellos piensen que
estos 'fachas', o 'fascistas', o como les quieran llamar, tratan de
boicotear lo que ha dado en llamarse 'Proceso de Paz'.
A
un demócrata le da lo mismo lo que piensen los animales. A un
demócrata lo que le interesa es el cumplimiento de la ley.
Por
cierto, el concepto 'animales capaces de aprender' es de Aldous
Huxley.
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