No se trata de que hayan colgado boca
abajo a muñecos que representan al Rey, a Casado, a Abascal, a
Rivera, ni que hayan señalado dónde vive Llarena, ni que hayan
señalado a una señora por no querer alquilar una vivienda suya por
precio que señalaban Iglesias y Montero, porque eso se entiende en
círculos oficiales, como libertad de expresión. Es decir, como si
estuviéramos en la Venezuela de Maduro.
También se entiende como libertad de
expresión que los podemitas, uno tras otro, expusieran en Twitter su
voluntad de guillotinar a la familia real.
Lo que sí que le molesta a este gobierno
que exhibe métodos y modales comunistas es que un solo individuo
hiciese prácticas de tiro con fotos de algunos de sus componentes y
ha puesto a la policía a investigar.
✔
El de las coletas no ha
desaprovechado la ocasión. Ha dicho esto: «@PabloIglesias
Ni siquiera las amenazas de muerte de
estos pseudocomandos de la ultraderecha van a distraernos de nuestra
tarea de reforzar la justicia social y una recuperación económica
que no deje a nadie atrás. Frente a los ultras: justicia social,
democracia, libertad, Gobierno».
Le llama comando y él
que es de ultraizquierda señala como ultraderecha a quien hace, de
modo más comedido y suave, lo que él tiene por costumbre. Y
se delata cuando habla de justicia ‘social’, porque el adjetivo
cuando no da vida, mata, que es lo que ocurre en este caso, porque o
hay justicia o no hay. Es sabida la aversión que tienen los
comunistas a la justicia, la democracia y la libertad.
Cuando
habla de la recuperación económica, por supuesto que se refiere a
la suya propia. Para los demás está
procurando la ruina y el desamparo. Tal
como sucede en los países boliviaranos, en los países a los que los
comunistas logran ponerles la bota encima.
Afortunadamente,
todo apunta a que saldrá del gobierno más pronto que tarde.
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