miércoles, 10 de junio de 2020

Iglesias teme a Abascal


No lo sabía, pero lo he visto escrito. Cada vez que Abascal sube a la tribuna de oradores del Congreso, Iglesias se va. Es fácil de entender que sea así, puesto que se percibe claramente que el coletas (un tipo que acude a una recepción en la Zarzuela vestido cualquier modo merece que le nombren así) si no tiene ventaja no es nadie.
Siempre actúa con el apoyo de su tribu o con ventaja institucional, como ocurrió el día en que se mostró tan insolente y atrevido con Espinosa de los Monteros. De igual a igual no tiene nada que hacer con ninguno de los diputados del trifachito, como les llaman él y el incompetente que preside el gobierno. No es extraño, pues, que Abascal se dirija a él siempre, porque sabe que le dialécticamente le va a vencer siempre. También al presidente del gobierno, aunque luego los medios apesebrados intenten disimularlo. Hablando de pesebres, parece que los precios de la alfalfa y el heno están bajando bastante y aún bajarán más, porque no hay dinero para pagar.
Iglesias no sabe más que manipular, excitar las bajas pasiones de sus votantes, sembrar el odio y la discordia y mentir. Le gusta mucho presumir y asumir competencias, para dárselas de poderoso y amenazar y asustar, pero luego no asume las responsabilidades, sino que las desvía hacia otros, primero hacia sus adversarios ideológicos, pero si no cuela hacia los suyos, hacia quien sea.
Es frágil y esto se verá si, como parece que va a ocurrir, ha de comparecer ante un juez, por el caso de las residencias de ancianos, por la manifestación del 8-M, por cualquier cuestión relacionada con el narcotráfico, con Irán, con Maduro, o por cualquier otra de sus actividades de las que ahora no tengamos conocimiento, es caprichoso, y eso lo tuvo que aprender Tania, a la que de todos modos no le ha ido tan mal, porque consiguió un buen sueldo, y tiene muy mal gusto.

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