Entiéndaseme, no se trata de ese
movimiento surgido con intención de hacer un bien a la humanidad, al
procurar un trato más justo entre sus componentes. Aquel feminismo
primigenio sirvió para acelerar un proceso, que convenía a todos,
hombres y mujeres, que de otro modo habría tenido un desarrollo
infinitamente más lento.
En la actualidad, personas que han
conseguido grandes dosis de poder mediante engaños y mentiras,
porque se presentan como lo que no son, demócratas, y su totalitario
modo de actuar y sus intentos de tener bajo control todos los
resortes del poder demuestran que no lo son, intentan apoderarse de
este movimiento, prostituyéndolo y desvirtuándolo.
Esta misma frase «El
feminismo es de todas, no bonita, nos lo hemos currado en la
genealogía del pensamiento progresista, del pensamiento socialista»
es excluyente y, por tanto, contraria al espíritu del feminismo. Hay
que añadir, además, que el progreso que ha traído el socialismo a
España ha sido hacia el paro. Felipe
González tomó el poder con el 17% de paro y lo dejó con el 22,8%;
Aznar lo bajó al 11,5%; Zapatero lo subió al 21,3%; Rajoy lo bajó
al 16,6%; y progreso hacia el desempleo que se le vaticina a Sánchez
es apoteósico:
batirá todos los registros. Nada de eso
arredra a los socialistas, ni les impide profundicen en su afán de
estropear lo que cogen en regular estado.
Pero
en su afán destructivo han dado con la horma de su zapato. Los
podemitas poseen el mayor afán devastador que existe hoy en día
sobre la tierra. Allá en donde logran
el poder sin ataduras de ningún tipo, o no lo suficientemente
fuertes pulverizan toda forma decente de
vida que encuentran y, en cambio,
fomentan el envilecimiento y la
gandulería. Son tan patentes estos
vicios en ellos que incluso dan pena.
Así
que si dicen que son feministas es como si dijeran que
son virtuosos y abnegados trabajadores:
nadie lo puede creer.
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