Le dijo a Espinosa de los Monteros, sin
que previamente hubiera ninguna pista sobre la cuestión, que le
gustaría dar un golpe de Estado. O sea, que ejerció de adivino.
Posteriormente, asumiendo el mismo papel, le vaticinó a Casado que
nunca será presidente.
Podríamos pensar que este personaje que,
desgraciadamente para todos, incluidos los que le votan, ocupa una
vicepresidencia del gobierno, tiene poderes sobrenaturales, pero al
observar su historial emerge la realidad de las cosas en este punto:
es un sinvergüenza.
Si de verdad fuera adivino, no le habría
aconsejado a su ‘señor’ padre, que se querellara con Álvarez de
Toledo.
Ninguna actuación de los políticos de
VOX induce a pensar que quieran dar un golpe, lo que sí ocurre con
los del partido de Iglesias, cuya incompatibilidad con la democracia
es notoria.
Este sujeto, al que muchos le vaticinan
la cárcel, y si se da el caso veremos si el peluquero del presidio
se aviene a cardarle y peinarle las coletas, le dijo al presidente
del PP que sus políticas han fracasado. Y lo dijo, con toda su cara
dura, el integrante de un gobierno que está llevando a cabo la mayor
restricción de las libertades de todos los países democráticos del
mundo, para obtener los peores resultados y eso teniendo en cuenta
los datos oficiales, que no se cree nadie, empezando por los propios
gobernantes, dado que tienen alergia a decir la verdad.
De donde cabe deducir que este personaje
singular -en el campo de la maldad es singular- cuando ejerce de
pitoniso lo que quiere en realidad es ofender a unos y envilecer aún
más a otros, a quienes le sostienen.
Por eso resulta tan agradable ver que le
den esos repasos que últimamente va teniendo que soportar en el
Parlamento. Le dio lo suyo Abascal, con talento y clase, también lo
hizo Álvarez de Toledo, con inteligencia y elegancia, y Olona con
sapiencia jurídica y saber estar.
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