Sánchez prefiere tener lejos a Zapatero,
seguramente, porque sabe que es gafe. Por donde pasa, van ocurriendo
catástrofes sin que se le caiga la sonrisa boba de la boca,
sencillamente, porque no le importa.
Zapatero le hacía las confidencias a
Pedro J., para fastidiar a Cebrián, en tiempos conocido como Juan
Luix, y hubiera querido, y puso empeño en el asunto, que Roures
aplastara al imperio Polanco.
En la actualidad, es candidato a
presidiario en Estados Unidos. Dada su contrastada condición de
gafe, la cárcel en que lo metan, si se da el caso, correrá peligro,
pero ese es un problema que tendrán que afrontar los
norteamericanos.
Sánchez es un tipo maligno, que ha
superado ya todos los registros negativos de su antecesor socialista,
tan ciego de odio que antes que pactar con el PP lo ha hecho con una
serie de partidos incompatibles con el suyo, y que es muy posible que
al final vaya a parar a una cárcel, en su caso española. No cabe
duda de que es mejor estar en una cárcel de España que en
cualquiera de las de Estados Unidos.
Felipe González es el fundador de este
PSOE y, por tanto, el responsable de que tipos tan poco recomendables
como los citados anteriormente hayan llegado a la presidencia de la
nación, con fatales consecuencias en ambos casos.
Al igual que Gregorio Peces-Barba en sus
últimos tiempos se dedicó a defender enfáticamente la
Constitución, demostrando con ello que se consideraba el mayor
artífice de todos, porque se dio cuenta de las aberraciones a que
había dado lugar (por haber dado tantas ventajas a los
nacionalistas), y pretendía disimular esto haciendo hincapié en los
aspectos positivos, ahora también Felipe González trata de salvar
su responsabilidad y de paso al PSOE, y de rebote a España. Digo de
rebote porque de las tres cosas es la que menos le interesa.
Por supuesto que los tres políticos
socialistas son incompatibles entre sí y eso debería hacer meditar
a los votantes de este partido que se comportan de forma sectaria y
los han ido votando a los tres sucesivamente.
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