Me refiero a su artículo ‘Prosa de infamia’, https://pbs.twimg.com/media/E7FXomoXMAEJO0N?format=jpg&name=large, aparecido en lo que antes parecía un periódico y en la actualidad ya es claramente un panfleto.
Quien lo lea no puede apartar de sí el sentimiento de angustia, salvo que sepa algo del autor, y en este caso ya sabe que el asunto tiene truco. Señala, aparentemente, a la derecha, pero no, a quienes ofende, en realidad, es a los demócratas; a quienes hace un guiño es a los sectarios.
Leyendo lo que dice cabría replicarle que no insultan las gentes de derechas, sino las maleducadas, que abundan también en la izquierda. Se da el caso, además, de que los de extrema izquierda y los nacionalistas, ambos socios del gobierno, actúan de forma coordinada, acosando y asustando a quienes se les oponen. Según lo que voy viendo, los insultadores de derechas lo hacen en solitario, cada uno por su cuenta.
Creo que yo jamás he pedido el voto para ningún partido. Llegué a decir que los socialistas deberían pasarse en masa a UPyD, porque en este partido tenían su ideario en estado puro, no contaminado por el nacionalismo. Esto lo digo porque Antonio Muñoz Molina, con toda su barba, explica en el artículo comentado que tuvo el atrevimiento de pedir el voto para el Felón. Él dice que para la izquierda.
Como intelectual que es, debería saber que cada votante es responsable de las tropelías que comete aquel a quien ha votado. Este elemento que ha demostrado que sabe escribir artículos lacrimógenos no se ha limitado a votar, sino que ha pedido el voto. Su responsabilidad es mayor. Y dice que defiende valores que le parecen esenciales. El más esencial de todos es la democracia, tan amenazada por ese Felón para el que pidió el voto. Sin la independencia de la justicia no puede haber democracia. Y sin la independencia de la prensa tampoco. Ni una ni otra interesan al Felón de sus amores.
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