viernes, 23 de julio de 2021

Catalufos en Valencia

 

Aunque sea archisabido, no está de más explicar el término para los despistados de turno. Procede de los puntos de unión entre los catalanistas y ufólogos, esos seres dominados por la fantasía.

Digamos que hay unos despabilados, o no tanto, según se mire, los de la ceba o seba, que distraen a quienes se dejan, que son muchos, de lo que realmente les conviene, o sea, que funcionen la Sanidad, la Educación y todas aquellas cosas que favorecen el bienestar y la convivencia, insuflándoles ideas nocivas, como el odio al Otro, envueltas en papel de regalo que parece atractivo según a quien, pero no lo es.

Los que se dejan engatusar así son los catalufos. Nada que ver con los catalanes, que quizá sean menos de lo que quisiéramos, que son quienes conservan la sensatez y el gusto por la verdad.

¡Quién nos iba a decir que esos catalufos iban a dominar el Reino de Valencia! Un lugar en el que el rechazo al imperialismo catalán era tan grande que Vicente González Lizondo, con su fino olfato comercial, supo ver y orientó el partido político en el que había ingresado en este sentido, con gran éxito. La bellaquería acabó más tarde con él y su partido, pero eso es otra historia.

La cuestión ahora es que esos que suscitaban tanto rechazo, y de modo justo, se han hecho los amos. La única explicación que tiene esto es que cuando el mal olor entra en una casa, sus moradores acaban acostumbrándose y poco a poco ese mal olor llega a ser pestífero y la gente no reacciona.

Los peores catalufos son los valencianos, y ahí están, cada vez más engreídos, más petulantes, más desafiantes.

En Valencia, cuando hay un llamamiento decente a la población va en español: https://twitter.com/VicenteTorres/status/1418445156563496960

Por el contrario, todos los que tratan de desarmar lo que funciona, de incitar al odio, de señalar a un enemigo, van en catalufo.


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