Cabe preguntarse si en el alma de los socialistas ha habido algún aliento democrático. Sé que en algunos sí, pero falta saber si no serán muy pocos.
Ha dicho Conde-Pumpido que la sentencia crea un grave problema político al desarmar al Estado contra las pandemias. Otros ilustres juristas, subordinados del Felón, han dicho barbaridades semejantes o han callado asumiendo lo dicho por estos.
Los partidos políticos, y especialmente el PSOE, antes Partido Socialista Obrero Español y ahora Partido Sanchista Obrero Español, han ido colonizando las instituciones demostrando con ello que no saben, ni les interesa saberlo, en qué consiste la democracia.
En Estados Unidos la democracia llegó de abajo. Los estadounidenses habilitaron un Estado democrático sin ser conscientes de lo que estaban haciendo. En España, la democracia llegó gracias al arrojo, la habilidad y la nobleza de espíritu de Adolfo Suárez, al que se le hizo el encargo, puso su empeño en llevarlo a cabo y lo pagó caro. No se le agradeció la proeza cuando estaba en condiciones de darse cuenta. Nadie más habría sido capaz de hacer lo mismo. Los españoles llevábamos mucho tiempo, quizá más de un siglo, pidiendo democracia, pero como nos llegó de modo gratuito no lo sabemos valorar ni tampoco nos hemos preocupado en averiguar en qué consiste. Los socialistas no supieron entender la situación, sólo pensaron en aprovecharla.
A Adolfo Suárez le dinamitaron el partido desde dentro y sobre sus escombros creció Alianza Popular, hoy partido Popular.
El PSOE, cuyos dirigentes jamás se comportaron de forma democrática, no supo entender que en democracia la ley ha de estar por encima de todo y que para eso es necesario que los jueces sean totalmente independientes.
Aznar, o alguien de su equipo, sí que se dio cuenta y llevó la independencia judicial en un programa suyo. De ahí no pasó el imbécil.
Los juristas del PSOE no son conscientes del detalle. No son demócratas.
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