Andaba molesto Sánchez porque Begoña estaba en boca de todos y decidió montar un numerito para que nos diéramos cuenta de lo cabreado que estaba.
Como consecuencia, Begoña ya no está solo en boca de los españoles sino del mundo entero y eso ya lo tiene enfurecido y con ganas de montarla más gorda.
Fue cuando Puente decidió pasar a la acción, para poner el foco en otro asunto. La lógica con la se movió es evidente. Se trataba de hacer algo que tuviera repercusión internacional, y puesto que la orden es señalar como enemiga a la derecha y siendo Milei de derechas, que además ha desplazado a sus amigos los Kirchner y, por si no fuera poco, muestra simpatía por Vox, le soltó una coz.
Conviene precisar que hay división de opiniones sobre Puente. Unos creen que es neandertal y otros cromañón. Pero de los primeros.
Pero Milei está acostumbrado a batirse el cobre en los debates y respondió poniendo en el candelero a Pedro y a Begoña, de modo que el foco internacional sigue estando en ellos.
Sánchez, cobarde, se lo ha tenido que tragar. Solo le faltaría que Milei lo arrasara dialécticamente, que es lo único que podía suceder, y lo pusiera en ridículo ante todo el mundo.
En lugar de eso, ha encargado a los inchaurrondos que contesten por él, y ellos, estómagos agradecidos, por ahí van, intentando paliar el descrédito que ha supuesto el incidente para Sánchez.
Los periodistas argentinos también se han fijado. ¿Y ese es ministro?, preguntan extrañados refiriéndose a Puente. Pues sí señores. Y los demás son peores que él, como habrán comprobado con el de Exteriores, encargado de resolver el incidente diplomático, y en que ninguno de los demás ha salido preguntando: ¿pero qué dice el animal este? Las belarras aún las dicen más gordas que Puente, y los bolaños...
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