jueves, 30 de mayo de 2024

La suerte del Astronauta

 

Si todavía fuera ministro estaría de fango hasta cuello, como todos los demás, y con el miedo de que un día se acabe la magia y se vean todos en la cárcel. Esta es una posibilidad latente, aunque ellos, en su torpeza, no se den cuenta.

También es una posibilidad latente que otros muchos vayamos a la cárcel si se consolida la dictadura que pretende implantar el gobierno. No hay más que ver la cantidad de presos políticos que hay en Cuba o Venezuela, que son los modelos inmediatos.

Más lista fue Calviño -poniendo el apellido y no el nombre se entiende que de casta le viene al galgo- que escapó de la quema procurándose un cargo muy bien remunerado en el que seguramente lo único que hace es cobrar. Tampoco consta que ninguna fundraiser se haya acercado a sus predios, no se sabe si es porque ha tenido la suerte de que no se hayan fijado en ella o si ha puesto una ristra de ajos en la puerta.

Mientras el Astronauta va a lo suyo, quizá añorando su tiempo de ministro y sin darse cuenta de que es una suerte para él no serlo, uno de los bodoques atiende con aparente seriedad, esto es aguantándose la risa, cosa que no consigue hacer la rubia de bote, que no es más tonta porque ha llegado ya al tope, el repaso magistral que le da CayetanaAT. Como no se ha hecho la miel para la boca del asno, el elenco gubernamental no lo sabe apreciar.

Y mientras tanto el Astronauta debe de vivir orgulloso de sus altas capacidades, convencido de que lo ha hecho muy bien como ministro, muy bien como Astronauta, muy bien como subordinado del Felón. Esta gente tan pagada de sí misma acaba por no enterarse de nada, por imaginarse glorias, por inventarse méritos, por no ver ni lo evidente.

Esos libros míos

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