Llevo algún tiempo comentando a mis amistades que Feijóo debería recuperar a Vidal-Quadras, porque su modo de hacer tenía tan buenos resultados que molestaba al Muy Honorable Pujol. También funcionaban muy bien en el País Vasco las actividades de María San Gil y Gregorio Ordóñez.
Y hoy he visto que el propio Vidal-Quadras se ofreció a Feijóo, rogándole la máxima discreción, lo cual no ha sido respetado, puesto que el propio Alejo ha dicho: «La filtración a un medio de mi pretensión pocas horas antes de rechazarla revela una intención de humillarme carente de toda humanidad a la luz de las connotaciones dramáticas de mi sugerencia».
Ignoro si el responsable del desafuero fue Feijóo, pero el artículo de Vidal-Quadras fue publicado el día 2, o sea, anteayer, a las 20’21h, y todavía no se ha disculpado nadie.
El medio que publicó la filtración fue OK Diario y no debería haberlo hecho, sino que debería haberse negado a participar en algo tan bochornoso.
Queda claro que la elegancia, salvo muy escasas excepciones, ha sido erradicada de la política y también de los medios de información, en los que de propio tiene muy mal encaje.
La política es en hipótesis la ocupación más noble de todas, puesto que se fundamenta en el sacrificio de unos años de actividad profesional para dedicarlos a servir a los demás.
En la práctica es un modo de adquirir poder por lo que las luchas para conseguir un puesto en la lista son a cara de perro.
No se trata de actuar de modo racional en beneficio en beneficio de los demás, sino de respetar los cauces establecidos al respecto, es decir, el lugar en el que se dan codazos y puñaladas para defender el sitio e intentar mejorarlo.
¿Qué necesidad tenían de humillar a Vidal-Quadras siendo así que se cometió injusticia con él y se perjudicó a todos los españoles? Cualquier explicación no puede ser más que macabra.
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