Inicialmente, la pregunta del título iba a ser ¿Para qué sirve la cultura?, y entonces tomado la respuesta de un sabio, de Alfonso Martínez Díez, y habría dicho: para saber que en el Edad Media se pagaba un diez por ciento de impuestos y daba para construir catedrales, universidades y hospitales.
Con respecto a Urtasun solo se puede decir que para nada bueno. Solo la escasez de masa cerebral de Sánchez, que además la utiliza toda en vanagloriarse y en utilizar todos los resortes del Estado en beneficio propio y de su familia, como lo demuestran las informaciones que se suceden y especialmente las del antiguo director de la Agencia Tributaria, Ignacio Ruiz-Jarabo, puede explicar que haya nombrado ministro a ese.
Bueno, eso y el odio demostrado por Sánchez a la humanidad entera, y especialmente a esa parte que no se rompe las manos en aplaudirle. No concibe que no lo haga todo el mundo. Se pone ante el espejo y se admira tanto a sí mismo que piensa que no hay, ni ha habido nunca nadie con tantas cualidades como él.
Urtasun… Se preguntan los periodistas del mundo entero que cómo es posible que Puente, ese homínido, sea ministro. Pues que se esperen a ver los demás. No solo a los actuales, sino también a todos los formado parte del elenco de baile de Sánchez. Es un elenco, con una coreografía ensayada, en que todos van a una, y nadie quiere destacar más que quien los presidente. Todos se esmeran en parecer burros, aunque ninguno piensa que lo es.
A alguno lo comparan con un orangután, aunque los orangutanes no tienen ninguna culpa de que se les parezca.
Urtasun no parece orangután, pero tampoco ha demostrado tener jamás alguna idea buena, aunque quizá sea consciente de que es precisamente eso lo que le ha servido para que lo nombren ministro y lo mantengan en el cargo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario