Andan los demócratas señalando medios, a los que acusan de esparcir bulos y mentiras. Pero esos medios no son los que mienten una y otra vez sobre Ayuso, los que entre otras muchas mentiras la acusan de algo cuya culpa es total y absolutamente del gobierno.
Sánchez, el que ha expuesto a su mujer a los focos del mundo entero en un alarde de torpeza, se atribuyó la salvación de cuatrocientas mil personas. Fue modesto, podría haber dicho cuatro millones. En realidad, fue el culpable de la muerte de decenas de miles. Decir la verdad para esta gente es un bulo.
Se está en intentando imponer un estado de cosas en que la verdad será lo que diga Sánchez, que puede ser una cosa y un rato después otra.
Tampoco es nada nuevo. Los del editorial conjunto, los dos que lo elaboraron, los doce medios que lo publicaron y los lectores que lo dieron por bueno llaman fascistas a quienes justamente los toman a guasa. ¿De qué otro modo se les puede tomar? Ajenos al ridículo, dan lecciones de democracia. Atentos a las cursivas.
Desde Sócrates se sabe que los conceptos son inmutables, nadie puede demostrar que un cobarde es valiente. Puede intentar engañar afirmando que lo es, pero en cuanto alguien haga preguntas con sentido, la mentira se ve.
Ya ha llovido desde Sócrates, pero estos se conoce que ni siquiera saben que existió.
Hablar de las cosas de Begoña que generan dudas, es contrario a los deseos de Sánchez. Poner una querella para que sea un juez quien, a falta de explicaciones, investigue lo que hay sobre el caso, hace que se enfurezca y se muestre como un tipo ridículo.
Hay empedernidos votantes socialistas que se han caído del guindo. No diré nombres, puesto que son conocidos de todos. Hay otros votantes socialistas dotados de un buen cerebro que lo usan para justificar lo injustificable. Son demócratas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario