Lo
ha escrito Elisa Chuliá, a título personal, en la revista Cuadernos
de Pensamiento Político, editada por FAES, en un artículo del que
he tenido noticia a través de Cristina de La Hoz.
Doy
por ciertos los datos que aparecen en el artículo, otra cosa son las
conclusiones que se pueden extraer y la forma de abordar el problema.
Una
de las conclusiones que cabe extraer es que el Estado del Bienestar
está en peligro desde hace mucha, cosa que saltaba a la vista para
quien la quisiera ver, y que todos los esfuerzos deberían haberse
dirigido a solucionar. Se utiliza mucho la metáfora del barco, en el
sentido de que todos vamos en el mismo y hay que remar. Pero si fuera
cierto que vamos en un barco todo el mundo correría el riesgo de
ahogarse y correría a reparar toda avería que surgiese.
La
realidad de los hechos demuestra que no todos corren el mismo riesgo,
sino que quienes se pueden ahogar son esos a los que se les pide que
remen. Los que no se pueden ahogar distraen al personal para que no
se dé cuenta del boquete que tiene el barco.
Esos
que no corren ningún riesgo se envuelven en banderas e inventan
patrañas. Lanzan a la gente a guerras estériles, como todas las
guerras, e incitan a odiar a quienes se les oponen. Contra razones y
llamadas a la cordura lanzan sentimientos, que previamente se han
ocupado de establecer mediante ingeniosas urdimbres compuestas de
medias verdades y medidas enteras.
Lo
que importa a los trabajadores, y sobre todo a las clases más
humildes, es el Estado del Bienestar, que está a punto de irse al
garete por culpa de una clase política egoísta e incompetente. Los
sindicatos deberían ser los primeros que explicaran estas cosas a
los trabajadores.
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