martes, 20 de agosto de 2013

El envenenador también lee el periódico

Hay un elemento incontrolado en Valencia al que le ha dado por secar árboles. A otros malos bichos les da por otras cosas, también nocivas para la humanidad, por supuesto.
Ya se sabe que el poder corrompe, y las sombras de la noche otorgan poder a esos sujetos que no son capaces de controlar sus malas inclinaciones.
Lo que ha hecho el citado pardal en los últimos días ha sido agujerear cerca de una decena de árboles, de los cuales ha habido que talar cinco, utilizando acaso un berbiquí, quizá una taladradora con silenciador. El berbiquí es más trabajoso, pero ofrece más posibilidades para el disimulo, puesto que se puede meter en el bolsillo en un momento.
Los árboles agujereados son de la especie Lagunaria patersonii, y su nombre vulgar es Lagunaria, Árbol picia-pica. Están en la calle de Genaro Lahuerta, pintor al que sus alumnos de la Escuela de Artes y Oficios de la calle del Museo llamaban, cariñosamente, el geranio de la huerta, en la acera que hay junto a la verja de los Jardines del Real. Los cinco que ha habido que talar caen precisamente delante de la fuente que hay en medio de la Rosaleda del doctor López Rosat. Esta fuente estuvo antes en la plaza de la Reina y al hacer el aparcamiento subterráneo fue trasladada al lugar que ocupa actualmente. Es posible que los árboles talados impidieran la visión de la fuente a algunos de los vecinos que viven enfrente, pero eso no les convierte automáticamente en sospechosos.
Se cree que esos cinco árboles se han secado tan rápidamente porque se ha aprovechado el agujero hecho para inyectar algún veneno y que quien lo hizo tuvo que abandonar la tarea antes de terminarla del todo, por algún imprevisto.
La Concejalía de Parques y Jardines ha pedido a la policía que vigile la zona, para sorprender in fraganti al delincuente. Pero éste debe de haber leído en el periódico que se tiene dicho propósito.
 

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