Probablemente,
Estados Unidos es el país en el que sus ciudadanos gozan de más
libertades individuales de todo el mundo, pero también es el país
en el que mejor se puede observar como gran cantidad de gente
renuncia voluntariamente a esas libertades y se dejan manipular y
seducir por grupos de presión en los que no es descabellado pensar
los psicópatas desempeñen papeles relevantes.
Eso
del sueño americano. Eso de que los estadounidenses, y sobre todo
los pobres, renuncien a ese Estado del Bienestar que con tanto
sufrimiento se consiguió en Europa y con tanta facilidad se va a
perder.
Estados
Unidos es posiblemente el país más civilizado del mundo y
paradójicamente está encadenado al salvajismo más profundo con la
pena de muerte y el derecho a portar armas.
Dicen
que las armas no matan, sino que lo hacen quienes las usan. Pero las
armas no se fabrican para hacer flanes de leche y huevo con ellas.
Incluso
algunos policías, que lógicamente han de tener permiso de armas, y
han debido de pasar unas pruebas para demostrar su autocontrol,
cometen asesinatos pasionales.
Cualquiera
que tenga un arma en casa sufre alguna vez la tentación de usarla
contra alguien.
Parece
ser que este Derek Medina puede salirse de rositas, o sea con unos
pocos años de cárcel. La pena de muerte es una salvajada, pero la
impunidad viene a ser otra.
El
hecho de que haya colgado la foto de su víctima en Facebook y haya
confesado el asesinato puede actuar en favor suyo, aunque en
principio parece que le incrimina. O sea, que no está en sus cabales
y además todo fue por un arrebato. Y no se esconde, sino que
confiesa.
A
veces, el que parece tonto no lo es.
A
la víctima no la va a resucitar nadie.
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