jueves, 7 de mayo de 2020

El pretexto de Arrimadas


Los componentes de la pareja tóxica, según definición de Rosa Díez, tienen toda la traza de ser psicópatas. Sería una sorpresa que se les hiciera el test de Robert Hare y resultara negativo. Si se dispusieran a hacérselo y antes de ello se admitieran apuestas, la mayoría de la gente votaría por el resultado positivo.
En estas condiciones, que Inés Arrimadas dijera en el Congreso que votaba que sí para salvar vidas es como si hubiera apoyado a Herodes para salvar niños. Este gobierno es uno de los que peores resultados presenta en todo el mundo en cualquiera de los aspectos de su gestión y, especialmente, en lo que respecta a la lucha contra el virus chino.
Lo que hay que hacer para salvar vidas es echar a este gobierno lo antes que se pueda. La pareja tóxica parece decidida a hacer todo el mal que pueda y encima echar las culpas a otros. Tenemos, seguramente, el gobierno con más ministros de todos los tiempos, y entre todos ellos no pueden aportar ni un solo gramo de decencia. Si las barbaridades que sueltan los ministros salieran de la boca de alguien del PP, el panfleto de Soledad habría aprovechado para ponerlos de vuelta y media en la portada durante varios días seguidos.
Arrimadas presiente el final de Ciudadanos después de que en algún momento este partido soñara con la posibilidad de ocupar el lugar del PP. Pero a Riverita le pudo la impaciencia y cometió algún error táctico y se le escapó la posibilidad.
Ciudadanos venía de la izquierda moderada, luego recibió un aluvión de votantes del PP, que sufrieron espejismos, y el partido derivó hacia la derecha moderada, pero ahora este camino ha quedado cegado y Arrimadas ha querido volver a toda prisa a la izquierda, quizá porque presiente su final como inminente y quiere evitarlo. Lo que ha hecho, seguramente, es acelerarlo.

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