De esta pandemia, como de todas las
cosas, se pueden extraer algunas consecuencias. En primer lugar,
conviene comprender de una vez por todas que siempre hay que estar
preparado para lo peor, porque lo mejor suele dar tiempo para
asimilarlo.
a) Cuando llega una amenaza como la que
representa el virus chino y el gobierno que ha de hacerle frente es
malvado e inepto, las consecuencias, en vidas y en puestos de
trabajo, como se está viendo en España, son catastróficas.
b) Como diría Charlotte Delbo, todas las
palabras de los componentes de este gobierno son falsas, ligeras, sin
peso. ¿Qué sabrán ellos lo que es el miedo, el frío, el hambre?
Dicen: democracia. ¿Qué sabrán ellos lo que es la democracia?
Todas sus palabras son ligeras, falsas.
c) Ser sectario es ser mala persona,
porque niega al contrario el derecho a ser, a existir. Sectario es
quien apoya de forma incondicional a los de su bando. Hay que
recalcarlo: hagan lo que hagan. Un sectario, al final, acaba siempre
siendo masoquista, porque esos a quienes apoya ciegamente llega un
momento en que le perjudican. Los sectarios son como una carga inerte
que llevan los demócratas sobre sus espaldas.
d) Conviene tener identificado al enemigo
y saber cómo es, para planificar la defensa. Pero a pesar de que
este virus chino es posible que esté en España desde diciembre,
todavía no sabemos concretamente dónde. Se ha hecho un estudio
según el cual sólo una pequeña parte de la población tiene
anticuerpos, pero no se sabe cuál. Hay un porcentaje de personas,
muy superior al noventa por ciento, que no es probable que pueda
contagiar, pero hemos de protegernos del cien por ciento, lo cual
remarca la ineptitud de quienes están al mando y la imbecilidad de
quienes les sostienen. Estos datos demuestran que con un gobierno
eficiente el número de muertes habría sido más bajo y sin
necesidad de hundir la economía.
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