sábado, 16 de mayo de 2020

Lecciones de la pandemia


De esta pandemia, como de todas las cosas, se pueden extraer algunas consecuencias. En primer lugar, conviene comprender de una vez por todas que siempre hay que estar preparado para lo peor, porque lo mejor suele dar tiempo para asimilarlo.
a) Cuando llega una amenaza como la que representa el virus chino y el gobierno que ha de hacerle frente es malvado e inepto, las consecuencias, en vidas y en puestos de trabajo, como se está viendo en España, son catastróficas.
b) Como diría Charlotte Delbo, todas las palabras de los componentes de este gobierno son falsas, ligeras, sin peso. ¿Qué sabrán ellos lo que es el miedo, el frío, el hambre? Dicen: democracia. ¿Qué sabrán ellos lo que es la democracia? Todas sus palabras son ligeras, falsas.
c) Ser sectario es ser mala persona, porque niega al contrario el derecho a ser, a existir. Sectario es quien apoya de forma incondicional a los de su bando. Hay que recalcarlo: hagan lo que hagan. Un sectario, al final, acaba siempre siendo masoquista, porque esos a quienes apoya ciegamente llega un momento en que le perjudican. Los sectarios son como una carga inerte que llevan los demócratas sobre sus espaldas.
d) Conviene tener identificado al enemigo y saber cómo es, para planificar la defensa. Pero a pesar de que este virus chino es posible que esté en España desde diciembre, todavía no sabemos concretamente dónde. Se ha hecho un estudio según el cual sólo una pequeña parte de la población tiene anticuerpos, pero no se sabe cuál. Hay un porcentaje de personas, muy superior al noventa por ciento, que no es probable que pueda contagiar, pero hemos de protegernos del cien por ciento, lo cual remarca la ineptitud de quienes están al mando y la imbecilidad de quienes les sostienen. Estos datos demuestran que con un gobierno eficiente el número de muertes habría sido más bajo y sin necesidad de hundir la economía.

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