jueves, 14 de julio de 2022

Ángel Gabilondo, obediente

 

A pesar de que Sánchez ha reconocido mediante su discurso en el Congreso que renuncia a recuperar los votantes que ha perdido, que su objetivo se centra en mantenerse en el cargo todo lo que pueda y que va a morir matando, esto es, vengándose de quienes no le votan y de que todos sus compañeros de viaje, o sea, sus socios le montan a caballo y están dispuestos a aprovechar esa insana disposición suya, sus subordinados se comportan como subalternos, tan sumisos, tan dispuestos…

El Defensor del Pueblo quiere ‘analizar’ la escasez de abortos en Madrid. A la vista de que Sánchez se cierra en la ideología, con el fin de contentar a sus socios, pero sobre todo para ofender a quienes ha señalado como enemigos, este Gabilondo le hace la pelota en un asunto clave.

¿Qué le importa a él si hay menos abortos? Su papel como Defensor del Pueblo no es ese. Sí lo es el de defender a las personas que multan por rezar.

Gustavo Bueno, que todo lo consiguió con su esfuerzo y no haciendo la pelota a nadie, opinaba que hay que multar a las mujeres que abortan por negligencia. Si en Madrid hay menos mujeres negligentes hay que felicitarse y no hacer perder el tiempo a la gente que trabaja.

Miguel Delibes, de izquierdas como este Gabilondo -el otro es igual o peor-, tampoco se caracterizó por hacerle la pelota a nadie. También dio su opinión sobre el aborto, como izquierdista. Si viviera ahora le habría soltado un buen rapapolvo a este defensor que no defiende al pueblo, sino a su señorito.

Se da la circunstancia además de que Pedro Sánchez jamás elegiría una causa buena. Está dominado por el rencor y el narcisismo. Si no fuera así, su situación sería envidiable, porque habría tomado las decisiones correctas. Es incapaz de dominar sus pasiones. De modo que aquí tiene un dato: Si Sánchez ha elegido el aborto como causa, eso significa que esa causa no es buena.

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