No queda más remedio que volver a los primeros tiempos de la democracia, porque la gente no termina de darse cuenta de que casi todos los males que venimos sufriendo tuvieron su origen en aquel PSOE que la mayoría insiste en ensalzar.
Adolfo Suárez actuó magistralmente al convertir un régimen dictatorial en una democracia. Después de esto había que establecer las reglas de juego en las que se tenía desenvolver la política nacional. Y en este punto es en donde la voz cantante la llevaron los socialistas.
Adolfo Suárez tenía una desventaja. Aunque era de los poquísimos dispuestos a comportarse de modo cabalmente democrático y a defender la democracia con su vida si hiciera falta, era visto como dictador. En cambio, los socialistas eran vistos como demócratas. Y eso les daba una ventaja que aprovecharon bien. Los sindicatos nunca han defendido a los trabajadores, sino que eran correas de transmisión de los partidos de izquierda. Se procuraron el control de los jueces, e incluso trajeron algunos del extranjero. Supieron lograr el control de la prensa y los intelectuales, a través de Polanco.
En resumen, en lugar de procurar el bien de los ciudadanos, copiaron los métodos de los franquistas para tener todo bajo control.
Así que cuando Marino Barbero quiso hacer su trabajo como juez, se encontró con algo inesperado, que le vino a demostrar ‘quién manda aquí’ y se desmoralizó mucho.
Gómez de Liaño estaba investigando algo que no tenía buena pinta. Si no recuerdo mal, el uso que se hacía de los depósitos de los suscriptores de Sogecable.
Hay que leer su artículo titulado ‘Hace 25 años’ publicado en Libertad Digital.
Deprime, por otra parte, que no haya una mayoría de jueces y de profesionales del derecho que exijan de manera firme y rotunda la independencia judicial con respecto a los demás poderes.
Es la única manera de que los ciudadanos estemos protegidos de los abusos del poder.
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