miércoles, 27 de julio de 2022

El enterrador del PSOE

 

Se decía en tiempos relativamente recientes que un Pablo Iglesias había fundado el PSOE otro iba a acabar con él. Era falso por los dos extremos. El partido fue refundado por Felipe González, que enseguida abominó del marxismo, pero no acertó a dotarlo de una ideología sustitutiva, entre otras cosas porque no tiene ni idea de lo que es la democracia. Y el que iba a acabar con el partido dedica sus esfuerzos a ver series y a colocar amigas. Así no hay modo.

Sánchez sí que puede, pero no porque quiera hacerlo, sino por inepto. Ha encargado la salvación del PSOE a Pachi López y a María Jesús Montero, que es como recetarle una botella de tequila a quien tiene úlcera de estómago.

Sánchez, a ratos es felón y a ratos melón. Dijo que la corrupción se combate ‘preveyéndola’, pero sólo ‘preveye’ la del PP, la de su partido es por el bien de todos. Eso lo ha de explicar la sustituta de Lastra, cuya Alegría viene que ni pintada para el caso.

Sánchez, a lo suyo. Cuanto más daño han hecho los condenados más disfruta indultándolos.. Se siente poderoso y a eso le llama democracia.

Felipe González y Alfonso Guerra están callados. Ellos, que enterraron a Montesquieu, cargándose la democracia apenas había empezado a andar, ahora no salen a decir la culpa es nuestra.

Joaquín Leguina, Paco Vázquez, Pedro Aparicio, Joseba Pagazaurtundúa, sí que dieron señales de ser socialistas honrados y demócratas convencidos. Los dos primeros estarán observando la situación con espanto, el tercero falleció y el cuarto fue asesinado.

De lo que no se puede dar cuenta Sánchez, porque la naturaleza sólo fue generosa con él en el plano anatómico, es que a medida que los votantes socialistas se van dando cuenta de que todo caradura y desparpajo van pensando en votar a otras opciones políticas o no votar.

Si Sánchez quisiera salvar al PSOE, se iría de España. Y quizá ni eso fuera suficiente.

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