martes, 5 de julio de 2022

Cuatro monas en Nueva York

 

A Ayuso se la puede criticar aunque sea mujer y haya salvado la economía de Madrid, y con ello la de España, porque es facha.

En cambio, a las que han ido a gastarse el dinero de los trabajadores para nada, y todo indica que se lo han consentido como compensación a una de ellas por no haberle dejado contestar preguntas en una rueda de prensa, cualquier crítica que se les haga es sesgada o cosas peores.

Tarzán, que es el guaperas que preside el gobierno, se ha quedado en la selva. Antes era España, pero actualmente los etarras dictan su ley, los delincuentes catalanes hacen lo mismo y los podemitas andan sueltos.

Se ha quedado para intentar someter a las instituciones que todavía gozan de alguna independencia y por ello pueden trabajar con celo y dar informaciones a los ciudadanos para que puedan saber cómo van las cosas, porque no le conviene que sea así. Necesita que mientan, para que el personal no vislumbre la gravedad de lo que viene.

Pero es lo mismo, la catástrofe está en camino y este gobierno no puede hacer nada, porque tampoco sabe, para impedir que llegue. En cualquier momento puede estallar una revuelta social. Los ciudadanos, y entre ellos muchos antiguos votantes del PSOE, perciben que ahora hay políticos capaces de empuñar el timón y enderezar el rumbo. Los socialistas quisieran cambiar al líder, porque con el que tienen el desastre es inevitable, pero no se atreven a mover un dedo, porque saber que el primero que lo haga será fulminado.

Hay otro asunto pendiente y es que un juez tenga libertad y medios para investigar lo del Pegasus, porque el asunto podría ser muy peligroso para el presidente, que, ante el mundo se muy seguro de sí y ríe, pero en privado reparte patadas a todo lo que pilla por en medio.

Y es que no comprende que la gente no sepa apreciar sus ‘cualidades’ y lo rechace y, en cambio, aplauda a Ayuso cada vez que tiene ocasión.

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