Le avisó con antelación Ayuso, que seguramente sabía qué era lo que se estaba cociendo, de que Sánchez, como siempre, lo iba a engañar. Perpetrado el engaño, ella, por lealtad institucional, dice que es un buen acuerdo.
Esto es como aquello del Cid: qué buen vasallo, si tuviera buen señor.
Las carcajadas de Sánchez al enterarse del acuerdo se deben de haber oído por todos los rincones de la Moncloa.
Para enterarse de la magnitud del engaño basta con ver que la asociación Juezas y Jueces para la Democracia, cuyas simpatías por la democracia son inexistentes, está conforme.
Lo que había que haber acordado es la forma de elegir a los componentes del CGPJ.
Ha bastado con que Sánchez simule que cede en algo para que Feijóo pique el anzuelo y cante victoria. Pero Feijóo se está jugando el bienestar de los españoles, debería estar más atento a la jugada.
La tentación totalitaria del PSOE es patente desde el primer día. Y de los partidos que están a su izquierda no hablemos.
Claro que el PSOE debió haber sido otra cosa y de hecho hubo socialistas que creyeron que era otra cosa. Socialistas que tuvieron cargos, intelectuales de primer nivel. Unos y otros vivieron con una venda en los ojos.
España ha bajado un escalón más en su camino hacia la ruina y la miseria.
Pero no todo está perdido. En estos trascendentales momentos España tiene la suerte de contar con un Rey como Felipe VI que sabe estar en su sitio y que va un paso por delante de la vulgar clase política -Ayuso aparte- que cobra su sueldo todos los meses sin hacer nada que sea provechoso para quienes lo pagan.
Un día u otro, quiera o no quiera el PSOE, la justicia será independiente y a partir de ese momento se podrá construir una democracia de verdad. ¿Dónde estará Pedro en ese momento? Buena pregunta.
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