A pesar de que tuvieron que plagiar por él la tesis mediante la que se convirtió en Doctor y de que otra persona, que tendrá tiempo de arrepentirse de haber permitido que figure su nombre en las portadas, le tuvo que escribir los libros, Pedro Sánchez, el Felón, parece que está convencido de que tiene una pluma mágica mediante la cual puede hacer que las cosas cambien.
Así pues, ha escrito dos cartas. A la ciudadanía. Dichosos estamos quienes la componemos de que nos escriba Su Majestad el Doctor. La cuestión es que el propósito de las dos cartas era resolver unos problemas suyos y el resultado ha sido que con cada una de ellas los ha complicado más. Tampoco cabe descartar que siga escribiendo más, con los resultados que se pueden prever.
Con la primera de las dos cartas puso a Begoña en el foco de todos los telediarios, de todos los periódicos del mundo. La corrupción, dicen.
Con la segunda de las cartas ha conseguido que le conteste el juez Peinado, al que admira y apoya toda la fachosfera, y también que el CGPJ haya tenido que salir a defenderlo. Claro que hay bolañitos y troles que atacan al juez, pero argumentalmente hacen el ridículo, hecho este que no parece importarles. Siguen un guion, al margen del cual no ven un duro.
Pero es que hay otros personajes cuyo papel, hasta el momento, era el de comparsas. Hacían como que no se enteraban, daban palmaditas en la espalda… De pronto han visto, o les ha parecido ver, que el agua que bajaba mansa puede convertirse en violentamente salvaje y a ver donde se meten si ocurre. Entonces están intentando deshacer sus posiciones actuales para refugiarse en el burladero o en algún lugar más seguro que el que ocupan.
Por su parte, el juez Goyena también insiste en hacer su trabajo.
O sea, que aunque Sánchez gane las elecciones es posible que acabe en la cárcel.
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