Son las dos mujeres que tienen intranquilo a Sánchez. Hay otras mujeres en sus proximidades, pero son irrelevantes. Siempre dispuestas a aplaudir al jefe, sumisas, ridículas…
Ayuso lo puede tumbar, lo va intentando desde su posición, que no es el mejor sitio para conseguirlo; Begoña lo puede hacer caer, sin pretenderlo, por pura estupidez.
Quizá Ayuso no logre tumbarlo, pero que llore sí que lo consigue (dice, entre sollozos, «me gusta la fruta», y enseguida corren todas las pelotas a consolarlo y quitarle los mocos).
Begoña no deja de dar motivos para que Hazte Oír y Manos Limpias, le pongan denuncias y querellas, para desesperación del Fiscal, que no sabe cómo pararlas. Sánchez está negro. Si consigue implantar la dictadura que pretende no va a saber por dónde empezar. Es decir, a quién se carga primero. A lo mejor nos llevamos sorpresas y no son Felipe González ni Ayuso. Ni tampoco HO ni ML. A ver si los dos primeros van a ser Puigdemont y Junqueras, aunque es muy difícil adivinar lo que bulle en una cabeza loca. Seguramente, ni él lo sabe.
Pero Ayuso sí que tiene papeletas. Va por la calle y la aplauden y se fotografían con ella y eso el Felón no lo puede soportar.
Hay que inventarle algo a Ayuso, para desacreditarla, para hundirla ante la opinión pública. Pero por más que le inventan, no consiguen sus propósitos. La gente sabe que es mentira y la siguen aplaudiendo por donde pasa. Y ella sigue diciendo: «me gusta la fruta». Es que es muy sana, la recomiendan los médicos.
En cambio, todo el mundo sabe que lo que dicen los medios de Begoña es rigurosamente cierto. Ah, si el Felón pudiera cerrar los medios que no se le someten. Si pudiera coger del pescuezo al juez que admite a trámite las querellas contra su querida Begoña.
Veremos lo que pasa si el juez la cita a declarar
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