Pedro Sánchez, que se considera resistente, en lo que es un claro alarde de optimismo en este caso, porque ningún cobarde lo puede ser, desperdicia, en cambio, la oportunidad de presumir de algo en lo que pocos rivales puede tener: a caradura es difícil de ganar, y mira que los hay.
Utilizó un eufemismo: «Habitualmente, se ha seguido la regla no escrita...». Aparte de que es un invento digno del profesor Franz de Copenhague, lo que en realidad quiere decir esta frase es: ¿cómo se atreve este juez a desobedecerme?
Es un caradura, pero lleva mucho peligro. Se percibe en la totalidad del texto una grave indignación, no solo con el juez, sino con el resto del mundo alojado en la fachosfera, especialmente con los que él considera más significados integrantes. Como consiga llevar a cabo su vocación de déspota va a arder Troya. Es decir, más de uno y más de dos nos vamos a enterar de lo que vale un peine.
De momento, el CGPJ, ajeno al peligro que se cierne sobre él, o plenamente consciente, cumpliendo con su cometido institucional, va a salir en defensa del juez.
La máquina de esparcir fango, la que realmente existe, no la inventada por el pobre que solo puede celebrar el cumpleaños cuando el año es bisiesto, lo cual, según él, es una injusticia grave, ya se ha puesto en marcha. Solo los fachas, ¡y las fachas!, nos negamos a obedecer al asno que ocupa la Moncloa, y aspira a perpetuarse en ella.
Le llamo asno porque solo uno de esos cuadrúpedos podría escribir unas cartas como las suyas. Carta a la ciudadanía, dice. Y luego se dirige a ella como si fuera una sola persona y lo hace en plan altanero. Solo los bobos y los socialistas pueden darle sus votos.
Como sean muchos, el CGPJ y yo lo vamos a pasar mal.
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