Algunos socialistas desempeñaron con dignidad sus cargos. Fueron pocos, pero los hubo. O sea, en el pasado.
Esos no interesan al Felón. Se siente más cómodo con los indignos, como Magdalena Álvarez. Hay bastantes más. A todos, y todas, los favorecerá en lo que pueda.
Los felones se ríen, pero no es porque sean felices, que no lo serán hasta que no consigan instaurar la dictadura. Se ríen cada vez que llevan a cabo una felonía. Soltar a un pederasta, soltar a un golpista, dar a conocer datos privados altamente confidenciales, pactar con un prófugo, insultar a un periodista, amenazar a un juez, soltar a un etarra, mandar a Pachi López a decir chorradas para entretener al personal, lanzar insidias sobre Ayuso, obedecer a Mohamed, enemistarse con Israel, ofender a Milei, en fin…, su empeño es el de apurar todo el catálogo de maldades. No podrían soportar que se les escapara alguna. Se les nota en la risa cruel que les gusta hacer daño.
Y mientras van haciendo una tras otra, Begoña y David, celosos, reclaman su protagonismo. Han hecho lo posible para que los jueces se fijen en ellos. Y eso ha dado pie a que hagan pulseritas. Free David, Free Begoña. El problema es que los jueces no admiten las pulseritas como prueba de nada. Más tiempo estarán en el candelabro.
Bolaños finge formalidad cuando le cantan las cuarenta. En realidad, pone cara de que por una oreja le entra y por la otra le sale. No le queda otra. La alternativa es comportarse con dignidad y renunciar al cargo. Y eso no. Nunca. En su caso, jamás. ¿Qué sería de él si no tuviera el favor del jefe?
Afortunadamente, hay bastiones que resisten con firmeza las acometidas de los totalitarios. Y hay una voluntad popular que está claramente en contra de ellos. Lo saben y creen que si logran controlar a la prensa podrán revertir la situación. Lo de que son muy listos es una leyenda urbana.
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