jueves, 27 de junio de 2024

Negro porvenir para la C.V.

 

Anda Camps sacando pecho, pero es porque lo que realmente hizo mal no es perseguible judicialmente. Bajo su mandato desaparecieron las entidades financieras valencianas y se consagró la traición de Aznar que exigió Pujol para darle sus votos.

Fabra, que sucedió a Camps, se encontró las arcas tan vacías que decidió cerrar la televisión valenciana para dedicar ese dinero a sanidad.

Pero es que tras la nefasta gestión de Camps no podía ocurrir otra cosa que en las primeras elecciones que hubiera ganara la izquierda, como así sucedió.

Este nuevo gobierno de izquierdas demostró enseguida su odio a todo lo valenciano y se propuso la meta de causar todo el perjuicio que pudiera en todos los órdenes, y así lo fue haciendo.

A pesar de que no había dinero en caja, volvió a abrir la televisión y a ganar dinero a espuertas en asuntos que no mejoran en nada la vida de los valencianos, sino que los empobrecen cada vez más.

Si antes de su llegada y desde los primeros tiempos de la democracia ya tenían situados a bastantes peones en las instituciones y los medios de comunicación, en esta segunda hornada fueron a saco, para colonizarlas totalmente y que resulte muy difícil revertir el daño hecho.

El actual gobierno, hay que decirlo, es timorato -nada que ver con la brava Ayuso- y se le nota de lejos el temor que tiene a las reacciones de la izquierda. No tiene tan claros los conceptos como la presidenta madrileña.

Según los cálculos de Ignacio Ruiz-Jarabo, el mayor déficit público de todas las Autonomías es el de la Comunidad Valenciana. Se quejan de infrafinanciación sus políticos, pero se gastan el dinero que no tienen en lo que no deben.

La Autonomía más endeudada también es la valenciana, con el 41,50%, cuyos habitantes, lógicamente, son los que mayor voracidad fiscal soportan.

La situación demanda perentoriamente que se reduzcan gastos, pero los mazones no se atreven a hacerlo.

Esos libros míos

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