Da vergüenza ver a Zelenski, un héroe, junto a Sánchez, un depravado. Zelenski está sacrificándose para beneficiar a los ucranianos, mientras que Sánchez está sacrificando a los españoles en beneficio propio.
Si Sánchez se fotografía con Zelenski es porque le conviene y no por ningún otro motivo. En el otro frente que tiene el mundo occidental, el de Israel, está de parte de los agresores y en contra de los agredidos.
Zelenski ha de saber necesariamente con quién se juega los cuartos, pero por el bien de sus compatriotas, permite que su aliado represente su papel.
Sánchez actúa frente a Ayuso del mismo modo que Putin ante Zelenski, enviando a sus troles a lanzar bulos y mentiras con el fin de desacreditar a su oponente.
Los buenos ciudadanos saben que tanto Ayuso como Zelenski actúan de forma reglamentaria. Son sus oponentes quienes retuercen las leyes y los conceptos, quienes se sirven de las instituciones de forma caprichosa.
Es Putin quien ha ordenado invadir Ucrania. Y del mismo modo que empezó la guerra la puede parar en el momento que quiera. El problema que tiene es que si hiciera eso, tendría que responder por los crímenes de guerra y se vería obligado a indemnizar a sus víctimas.
Putin debe ser llevado ante un tribunal penal internacional. El mundo occidental no puede permitir que se vaya de rositas y mucho menos que gane la guerra, puesto que si lo hiciera no se detendría ahí, como viene explicando Zelenski a todo el mundo, con el fin de que lo sigan ayudando.
Los ucranianos luchan en defensa de su patria, pero también de Europa. Constituyen el dique de contención frente al monstruo ruso.
Es de vital importancia librar a los rusos de Putin, y de todas las mafias que tiene en torno.
Putin miente tanto como Sánchez, y con el mismo descaro, por lo que no hay que hacer caso de nada de lo que diga.
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