viernes, 13 de marzo de 2020

62 países no se fían de España

Los españoles tampoco se fían del gobierno español, aunque no me extrañaría que lo volvieran a votar, porque la pulsión autodestructiva parece arraigada entre nosotros.
El cajero del supermercado decía esta mañana «el gobierno no para de llamar a la calma, pero la gente no hace caso». Se conoce que este señor todavía no se ha enterado de que las relaciones entre este gobierno y la verdad están rotas desde hace tiempo y no hay señales de que se vayan a retomar. El presidente solo cumple su palabra cuando de ello depende conservar su cargo. Aparte de que es uno de esos ejemplos que sirven para confirmar El principio de Peter.
Cuando el coronavirus Covid-19 llegó a España, el presidente estaba pensando en la importancia de su cometido, en los honores que merece su persona, en la suerte que tienen los que están a su lado, etcétera. Se sabe esto, porque no hace otra cosa, aparte de encargar a su gobierno que ridiculice y estigmatice a quienes se le oponen, utilizando para ello todos los medios a su servicio y todas las trampas que hagan falta. El coronavirus, en principio, no logró distraerlos de ese cometido. Ha llegado el momento en que no le ha quedado al gobierno otra opción que tomar medidas con respecto a esta invasión vírica, entre ellas la de culpar al PP. Estas disposiciones gubernamentales han llegado tarde y mal, dando la impresión, además, de que la salud y la vida de los demás le importa muy poco. Van a morir muchas más personas de las que habría sido inevitable impedir que sucumbieran a la enfermedad. Va a morir gente que podría haber vivido perfectamente unos cuantos años más y la responsabilidad de estas muertes innecesarias recae en este gobierno, aunque no es probable que se vea obligado a rendir cuentas. Como tantas veces, la maldad y la incompetencia quedarán impunes.

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