jueves, 12 de marzo de 2020

El socialismo catalán

Vengo repitiendo que el socialismo catalán es el cáncer del PSOE, y al final también de España, desde los tiempos de Felipe González. Hemos de atenernos al periodo democrático, en el que se podían haber tomado decisiones sobre el particular y Felipe González no las tomó.
A ese cáncer del PSOE se le ha sumado otro, que se llama Sánchez, pero eso es otra historia.
El PSC es un cáncer, porque de socialista no tiene más que la máscara, el resto es nacionalismo, ideología de la cual no se puede esperar nada bueno, porque tiene como base ese sentimiento tan pernicioso que el odio. El socialismo también puede servirse del odio para lograr votos, como hacía el propio Felipe González, pero eso es una perversión. Hipotéticamente, el socialismo está alejado del odio, puesto que pretende el bien para la humanidad entera.
El periodista Miquel Giménez acaba de publicar un libro que se titula ‘PSC: Historia de una traición’, que no he leído, pero que según leo en el resumen viene a demostrar todo esto que acabo de decir. Hay que tener el cuenta que el PSC ha contagiado de forma grave a los socialistas de otras regiones españolas, pero es que también ha contagiado a muchos políticos de la derecha. El daño que ha hecho el PSC, bajo la mirada atenta de Felipe González, es inconmensurable. Ha perjudicado a España gravemente, y seguramente a muy largo plazo. Esas ideas nocivas que se han incrustado en la sociedad española serán muy difíciles de erradicar. Aparte de las energías gastadas en balde y de las ingentes cantidades de dinero derrochadas.
Solo me queda saludar a esos intelectuales catalanes, fundadores de Ciudadanos, que en la salida de este partido se reconocieron como votantes del PSC hasta ese momento. Y a ese Borrell, que se disfraza de jacobino, pero que jamás ha dejado de pertenecer al PSC. 

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