Escribí hace poco que los políticos
deberían reducirse el sueldo. Quién lo ha hecho es Ana Botín. Y no
termina ahí la cosa, sino que también ha suspendido el pago del
dividendo a cuenta, con lo cual, personalmente, sufre otra merma en
sus ingresos. Con ello muestra amor a su banco y al personal que
trabaja en él. Los políticos no aman tanto a España y a los
españoles.
Los buenos ejemplos vienen del
capitalismo, Amancio Ortega, Ana Botín, que es a quienes los
aquejados de miseria moral atacan con saña.
Cuando la crisis provocada por la maldad
y la inepcia de Zapatero llevó a la ruina a tantos españoles, las
empresas tuvieron que reducir su tamaño para no desaparecer, y
muchas ni siquiera así lograron sobrevivir. El Estado, en cambio,
aumentó su tamaño, cargando con más peso las espaldas de los
contribuyentes.
Los sectarios aprovechan los recortes que
hizo Rajoy, como consecuencia de la deteriorada crisis económica que
se encontró, para criticar al PP. Rajoy fue cobarde, claro. Los
recortes los debería haber hecho en la Administración suprimiendo
todo aquello que no es necesario. O sea, siguiendo el ejemplo de los
empresarios. No se atrevió, porque el valor, evidentemente, no es
su fuerte. Seguramente, ni siquiera se atrevió a pensarlo.
Si hablamos de valor, hay que recordar a
Adolfo Suárez. Nadie se imagina a Rajoy plantando cara a Tejero.
Tampoco a Aznar. Por supuesto que no a Zapatero. Felipe González ya
sabemos que no. No se trata de suponer. ¿Y Pedro Sánchez, que tanto
se mira al espejo? ¿Alguien se puede imaginar que se arriesgue a que
le agujereen la piel? Luego se miraría al espejo y vería esos
agujeros y maldeciría el momento en que decidió ser un héroe.
Es decir: tampoco hará nada por
nosotros. Querrá convencernos de que no tiene ninguna culpa, sino
que ha sido el PP el que puesto el virus ahí para que tropiece y se
caiga.
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