Las costuras del gobierno

Este es un gobierno compuesto y apoyado por gentes dominadas por el odio, o sea, que su determinación es la de hacer el mal, aunque, lógicamente, dicen sus integrantes que quieren nuestro bien y los hay que se lo creen y les votan.

Se puede decir así porque el presidente, un consumado maestro en el arte de la traición, corrió a aliarse con quienes antes no quiso hacerlo, porque la alternativa era el PP, partido al que, con este detalle, demostró que odia. De donde se desprende que también a sus votantes.

El otro partido, Podemos, fue fundado con la intención de hundir en la miseria a toda la gente que pueda, salvo a sus dirigentes, siguiendo la tradición boliviarana y comunista. No es que tenga un dirigente malo, es que no tiene ni uno bueno, ni puede tenerlo.

Como el apoyo de Podemos no era suficiente, Sánchez tuvo que pactar además con partidos que tienen terroristas en sus filas y con otros que tienen delincuentes.

Javier Marías ha dicho que se siente engañado y se arrepiente de haber votado al PSOE. Ha tardado mucho en darse cuenta de la estafa. Pero a la directora de Lo País no le habrá sentado bien. Veremos si se lo traga.

La cuestión es que ante la primera dificultad seria, la pandemia que ha surgido en China, en donde también el gobierno reaccionó tarde, aunque no tanto como el español, las costuras del gobierno han estado a punto de romperse por todos lados. Aquí cada uno, llámese Torra, llámese Iglesias, llámese Urcullu, intenta ser más canalla que los demás y llevarse el agua hacia su molino. Un Consejo de Ministros que debió sustanciarse en una hora, o menos, se convirtió en una batalla campal que duró siete horas, o quizá fueran nueve. Demostraron esos sinvergüenzas que no les importa la gente que va a morir, ni la que se va a arruinar.

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